¿Qué es el cuerpo lúteo?
El cuerpo lúteo, al que también se le conoce como cuerpo amarillo. Se le puede identificar por ser una estructura glandular que se desarrolla dentro del ovario, por ser de carácter temporal y cíclico, tras el desprendimiento del óvulo (ovulación).
Durante la ovulación
En el momento en el que ocurre la ovulación, dentro del ovario se rompe un folículo para liberar un óvulo hacia el exterior. Dentro de este folículo ovárico que se ha roto comienza a desarrollarse una glándula compuesta por grandes células que contienen luteína (pigmento amarillo) que segregan progesterona, procedimiento mediante el cual se da paso a la constitución del denominado cuerpo lúteo o cuerpo amarillo.
En caso de fecundación
Ahora bien, en una determinada situación en la que el óvulo liberado es fecundado, el cuerpo lúteo crece y secreta cantidades mayores de progesterona durante los primeros meses del embarazo, lo que permite a la mucosa uterina desarrollarse para acoger la nidación, facilitando así que se den las condiciones adecuadas para el crecimiento del huevo y alimentar al embrión hasta que este último pueda alcanzar el punto en que esté capacitado para nutrirse de la sangre materna, momento en el que ya se habrá formado la placenta.
Cuando no hay fecundación
Pero si el óvulo no es fecundado, el cuerpo lúteo permanece por 14 días y luego se descompone, transformándose en el cuerpo albicans. En paralelo al anterior proceso que se da en el cuerpo de la mujer , se produce una disminución de la secreción de progesterona que genera el sangrado menstrual o menstruación, el cual marca un nuevo ciclo. En el nuevo ciclo femenino un nuevo cuerpo lúteo se formará.
Enema y rasurado en el parto
ResponderEliminarAgosto 2013
Elisa Ramos - Matrona
Actualmente la administración rutinaria de un enema de limpieza y el rasurado sistemático del vello perineal, al comenzar el trabajo de parto, han dejado de tener sentido. Fueron dos normas generales que se practicaron preventivamente durante muchos años y ahora sólo deben aplicarse selectivamente.
El enema se aplicaba de forma sistemática porque se suponía que evitar una posible salida de heces durante el expulsivo reducía la incidencia de infecciones neonatales y puerperales. Se pensaba también que su administración podía estimular las contracciones, acortando la duración del parto. Pero los estudios sobre qué acontecía al respecto, con y sin enema previo, concluyeron que no había diferencias significativas, ni en lo uno, ni en lo otro, y que la evidencia científica disponible era insuficiente para recomendar el uso rutinario de un enema en todos los partos.
Hoy, la actitud correcta es dar una buena información a la embarazada, para que sea ella la que decida si desea que se lo apliquen o no, salvo casos concretos en los que es recomendable administrarlo. Muchas mujeres prefieren ponérselo por cuestiones de pudor, pues piensan que se sentirían muy incómodas si expulsaran heces con los pujos. Pero la cuestión principal es valorar cada caso y tener en cuenta que un enema es un medicamento y, como tal, no es totalmente inocuo. Además de los efectos incómodos más comunes de irritación rectal, escozor, picor o dolor locales, puede ocasionar otros efectos adversos, muy poco frecuentes pero de mayor gravedad.
Si tus hábitos de evacuación son regulares es muy probable que no lo necesites. Aunque tu recto no estuviera totalmente limpio y la presión de la cabeza de tu bebé ocasionara la salida de contenido fecal sólido durante el expulsivo, no representa problema alguno de tipo sanitario para ninguno de los dos. Pero si crees que te sentirás mejor adoptando previamente esta medida higiénica comunícalo al personal que te atiende. Si al explorarte te dicen que tienes muchas heces retenidas –se nota a través de la pared posterior de la vagina al hacer un tacto- es muy recomendable que te lo pongan, pues puede dificultar el encajamiento de la cabeza de tu bebé.
Respecto al rasurado perineal se creía que disminuía el riesgo de infecciones de las heridas producidas por desgarro o episiotomía (incisión quirúrgica del periné). Sin embargo, la evidencia científica resultó de nuevo insuficiente para recomendar su práctica rutinaria. La incidencia de infecciones perineales, con o sin rasurado previo, era similar y, además, las micro erosiones que podría producir el rasurado serían un factor facilitador de infección. Por ello, y por las molestias que ocasiona el nuevo crecimiento del vello, se debe evitar al máximo. Es en el momento final del expulsivo cuando hay que valorar, en relación con la posibilidad de tener que realizar una sutura, si debe hacerse un rasurado selectivo y muy parcial.
Hola buenas tardes les escribe lalicda Raquel Faria , felices carnavales , este tema en particular es para mis queridas bachilleres de materno
ResponderEliminarinfantil I ,SOLO ANALISAR .UN ABRAZO .CUIDENSE
Hola buenas tardes les escribe lalicda Raquel Faria , felices carnavales , este tema en particular es para mis queridas bachilleres de materno
ResponderEliminarinfantil I ,SOLO ANALISAR .UN ABRAZO .CUIDENSE
Enema y rasurado en el parto
ResponderEliminarAgosto 2013
Elisa Ramos - Matrona
Actualmente la administración rutinaria de un enema de limpieza y el rasurado sistemático del vello perineal, al comenzar el trabajo de parto, han dejado de tener sentido. Fueron dos normas generales que se practicaron preventivamente durante muchos años y ahora sólo deben aplicarse selectivamente.
El enema se aplicaba de forma sistemática porque se suponía que evitar una posible salida de heces durante el expulsivo reducía la incidencia de infecciones neonatales y puerperales. Se pensaba también que su administración podía estimular las contracciones, acortando la duración del parto. Pero los estudios sobre qué acontecía al respecto, con y sin enema previo, concluyeron que no había diferencias significativas, ni en lo uno, ni en lo otro, y que la evidencia científica disponible era insuficiente para recomendar el uso rutinario de un enema en todos los partos.
Hoy, la actitud correcta es dar una buena información a la embarazada, para que sea ella la que decida si desea que se lo apliquen o no, salvo casos concretos en los que es recomendable administrarlo. Muchas mujeres prefieren ponérselo por cuestiones de pudor, pues piensan que se sentirían muy incómodas si expulsaran heces con los pujos. Pero la cuestión principal es valorar cada caso y tener en cuenta que un enema es un medicamento y, como tal, no es totalmente inocuo. Además de los efectos incómodos más comunes de irritación rectal, escozor, picor o dolor locales, puede ocasionar otros efectos adversos, muy poco frecuentes pero de mayor gravedad.
Si tus hábitos de evacuación son regulares es muy probable que no lo necesites. Aunque tu recto no estuviera totalmente limpio y la presión de la cabeza de tu bebé ocasionara la salida de contenido fecal sólido durante el expulsivo, no representa problema alguno de tipo sanitario para ninguno de los dos. Pero si crees que te sentirás mejor adoptando previamente esta medida higiénica comunícalo al personal que te atiende. Si al explorarte te dicen que tienes muchas heces retenidas –se nota a través de la pared posterior de la vagina al hacer un tacto- es muy recomendable que te lo pongan, pues puede dificultar el encajamiento de la cabeza de tu bebé.
Respecto al rasurado perineal se creía que disminuía el riesgo de infecciones de las heridas producidas por desgarro o episiotomía (incisión quirúrgica del periné). Sin embargo, la evidencia científica resultó de nuevo insuficiente para recomendar su práctica rutinaria. La incidencia de infecciones perineales, con o sin rasurado previo, era similar y, además, las micro erosiones que podría producir el rasurado serían un factor facilitador de infección. Por ello, y por las molestias que ocasiona el nuevo crecimiento del vello, se debe evitar al máximo. Es en el momento final del expulsivo cuando hay que valorar, en relación con la posibilidad de tener que realizar una sutura, si debe hacerse un rasurado selectivo y muy parcial.